Un estadio en Palermo y un helipuerto en la Costanera Sur podrían causar daños irreparables en el medio ambiente porteño.
Negocios inmobiliarios en los bosques de Palermo fueron denunciados por la Asociación de Amigos del Lago de Palermo en terrenos del GEBA para el levantamiento de un moderno estadio para 10.000 personas y otras edificaciones. Un helipuerto, a metros de la Reserva Ecológica en la Costanera Sur, fue autorizado a operar. La falta de interés en el respeto por el medio ambiente de la Ciudad parece ser la política de la actual gestión de Mauricio Macri.
Varias iniciativas del oficialismo macrista amenazan con alterar el equilibrio medioambiental del Parque Tres de Febrero según una denuncia de la Asociación de Amigos del Lago de Palermo y de un importante número de socios del tradicional club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. El legislador oficialista Avelino Tamargo presentó un proyecto de cambio de zonificación para un sector de los bosques de Palermo que permita la construcción de un moderno micro estadio cubierto con estacionamiento para 1.400 vehículos. La iniciativa, que está a estudio de los integrantes de la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura, cuenta con el visto bueno del presidente del club, José Beraldi, quien es el vicepresidente de Boca y un viejo compañero de ruta de Mauricio Macri en sus tiempos de presidente d la institución de la Ribera.
“La Ciudad no tiene un estadio cubierto y ese es el lugar apropiado porque la vivienda más cercana está a 800 metros; además, no afecta al ecosistema”, justificó el legislador a la hora de explicar el proyecto ante los medios de prensa, que dicho sea de paso, le otorgaron un escasísimo centimetraje en las pantallas de TV, la radio y la. prensa gráfica. La presentación legislativa propone que unas 12 hectáreas del club GEBA, que actualmente se hallan bajo la calificación de Urbanización Parque y Área de Protección Histórica sean liberadas para permitir la construcción del micro estadio cubierto. Se trata de la superficie comprendida por la avenida Figueroa Alcorta, las calles Los Ombúes e Intendente Guerrico, y la avenida Lugones. Es una manzana, pero para la Asociación Amigos del Lago Palermo, “se trata de toda una superficie que ocupa la sede San Martín del GEBA al lado de la planta depuradora de aguas de Aysa (ex Obras Sanitarias de la Nación). Para que la cuestión avance, el legislador macrista y la directiva del club proponen la modificación de la categorización en el Código de planeamiento Urbano a E4, que daría vía libre a la planificación de construcciones en esas 12 hectáreas, que incluiría el estadio cerrado, locales para uso gastronómico, hoteles y otras edificaciones.
Las críticas de los socios del GEBA y la Asociación de Amigos del Lago de Palermo no se hicieron esperar. Desde el lado del club, una complicada trama política envuelve a la actual directiva de la institución que a pesar de haber perdido las elecciones de renovación de autoridades en 2008 continué en la presidencia en el marco de una dura batalla judicial. La ONG que defiende al mayor pulmón de la metrópoli cree que detrás de la construcción. del estadio se esconde una intención futura de negocios inmobiliarios en esa franja de los bosques de Palermo que causaría un tremendo impacto en el delicado equilibrio medioambiental del Parque Tres de Febrero.
De hecho, el secretario general del club, Jorge Zelaschi, reconoce que los socios no están de acuerdo con el proyecto, por esa razón el club no promovió la iniciativa, aunque resulta del agrado de la comisión directiva que el año pasado llamó a un concurso para la construcción del estadio. Con los empresarios Diego Finkistein y Marcelo Figoli se firmó un convenio para la explotación del futuro estadio por el término de 55 años, con una inversión original de 50 millones de pesos. La iniciativa se enmarcaba en la celebración del Mundial de Hockey, a jugarse en a Argentina el año venidero. Pero, la crisis desatada en GEBA significó la pérdida de cualquier posibilidad a la hora de organizar el certamen en manos de la ciudad de Rosario. De todas maneras, el proyecto lo reflotó el legislador macrista Avelino Tamargo con el visto de la conducción del club, entusiasmado en levantar un moderno estadio cubierto con capacidad para más de 10.000 personas apto tanto para actividades deportivas como para espectáculos musicales y la construcción de un gigantesco estacionamiento subterráneo para 1400 vehículos. Además la comisión directiva estudió la edificación de un hotel para albergar a los socios o alquilar a delegaciones deportivas. También, se proyectó levantar un local de comidas rápidas en la esquina de la avenida Figueroa Alcorta con Guerrico, uno de los espacios más codiciados de la Ciudad para la concreción de negocios inmobiliarios. El club GEBA afronta una severa crisis económica, con un pasivo superior a los 16 millones de pesos y deudas a la AFIP por otros cinco millones. Una crisis institucional envuelve al centenario club tras las elecciones del año pasado donde la oposición ganó a contienda pero posee la minoría en la directiva de la institución. Con un bajo número de asociados, de 57.000 disminuyó unos 15.000, un total de 600 trabajadores, los proyectos son enmarcado como la salida necesaria a la crisis, uno de los fundamentos del legislador a la hora de la justificación.
Todo esto se realizó en los términos del actual Código de Planeamiento Urbano que no permite este tipo emprendimientos, lo que refuerza la sospecha de los críticos del proyecto que tanto la dirigencia del club como el legislador Avelino Tamayo no tenían dudas de un arrasador triunfo del macrismo en las 1 legislativas de junio, que hubiera significado la mayoría absoluta en la Legislatura y la automática aprobación del plan a pesar de las críticas de socios del club, de la Asociación Amigos d Lago de Palermo y de la oposición política.
Precisamente, los defensores de los bosques de Palermo denunciaron a La Rayuela que otros dos proyectos lanzados por la administración de Macri. representan una amenaza para la integridad de pulmón verde metropolitano. Uno de ellos es la entrega en concesión por 20 años del Parque Jorge Newbery al Club de Amigos. “Desde 1992 esa asociación no cumplió con el pago. c del canon ni las contraprestaciones estipuladas en el contrato original de con- c cesión firmado en tiempos de la intendencia de Carlos Grosso”. Los Amigos del Lago también señalaron que “Macri propone entregar en concesión por 20 años el Jardín Japonés a la Fundación Cultural Argentino-Japonesa, que ocupa ese espacio desde junio de 1989 sin título alguno”. Es decir, se trata de la ocupación de áreas públicas para la explotación comercial desde hace 20 años en forma irregular. Toda una contradicción en la actual gestión macrista que no duda de liberar el espacio público cedido a centros sociales, artísticos y de educación popular, mientras concede a ONG's y grupos empresariales áreas de uso público para la explotación comercial.
Un helipuerto a metros de la Reserva Ecológica
Corno si se tratara de un cheque en blanco otorgado por la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad, a cargo de la ingeniera Graciela Gerola, un controvertido proyecto del gobierno de Macri concedió la operación de un helipuerto a la empresa Servicios Helicenter, propiedad del empresario Cristiano Rattazzi un cercano amigo del jefe de Gobierno de la Ciudad y enemigo acérrimo de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La operación de un helipuerto, cercano al mayor espacio verde de la ciudad como es la Reserva Ecológica de Costanera Sur, fue denunciada por la Asociación Por la Reserva definiéndola como “una locura”. En los límites de la reserva está prohibido hacer ruidos molestos, perturbar a los animales o realizar actividades de impacto ambiental negativo. Todos los visitantes pueden leer los carteles de protección y cuidado del predio a orillas del Plata, pero con la autorización de la administración macrista al empresario Rattazzi para la operación de semejante emprendimiento, la vida tranquila en ese sector sur de la costanera sería parte de los recuerdos del pasado Los ambientalistas dijeron a La Rayuela que los daños al delicado equilibrio ecológico de la reserva natural y en el medio ambiente de la zona de Puerto Madero son enormes. En ese sentido, una resolución de la Defensoría del Pueblo de fecha 8 de enero, recomendó al Gobierno de la Ciudad que se “caracterice el espacio aéreo de la Reserva Ecológica Costanera Sur corno zona restringida para el vuelo de aeronaves”. Pero, curiosamente desde la Agencia de Protección Ambiental porteña se extendió un certificado de aptitud ambiental al empresario Rattazzi para la explotación de un helipuerto sin atender los reclamos de deterioro ambiental.
La Reserva Ecológica de Costanera Sur ocupa un espacio de 36Q hectáreas con características únicas dentro de la Ciudad, con terrenos ganados al río y rellenados artificialmente que con los años se estableció en forma espontánea una gran cantidad de especies vegetales típicas del litoral y de la ribera rioplatense, y una fauna característica de las lagunas y bañados pampeanos (doscientas cincuenta especies de aves, veintitrés de reptiles, diez de mamíferos y nueve de anfibios). El humedal se encuentra protegido por el decreto nacional 453/93, prohíbe “la utilización de aeronaves a menos de tres mil pies, con la excepción de fines científicos, de manejo, control y vigilancia”. No es el caso de los helicópteros Bell, que opera la empresa de Cristiano Rattazzi desde el helipuerto cercano ata reserva.
En la Ciudad, el Decreto740/07 que reglamenta la Ley 1540 de Control de la Contaminación Acústica de la Ciudad de Buenos Aires, determina que “la Reserva Ecológica Costanera Sur es considerada como área de sensibilidad acústica de Tipo 1”. En ese sentido, los límites máximos de emisión de ruido de fuentes fijas al ambiente exterior están establecidos en 60 decibeles para período diurno y 50 pera período nocturno. Las autoridades del GCBAO no coinciden con las quejas de los ambientalistas, esos niveles no serán superados afirman desde la Agencia de Protección Ambiental. Cuesta creer que los vuelos de los helicópteros no impliquen un deterioro á la reserva natural.
Parece irónico que las políticas públicas del GCBA se direccionen a favor de intereses económicos dispuestos a abonar entre 900 y 3.000 dólares por el pago de una hora de viaje en helicóptero desde los bucólicos barrios cerrados de la periferia al Centro de la metrópoli, mientras el mayor espacio verde ciudadano puede verse seriamente afectado. Negocios empresarios y políticas estatales enlazadas para el beneficio del sector más acomodado de la sociedad, en abierta contradicción con el interés común de la población y la defensa del medio ambiente de la Ciudad.
Claudio Morales*
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario